Estaba esta mañana haciendo cola en un cajero de un gran supermercado, a donde había ido para agenciarme unas cositas para la cena que doy este sábado por el cumpleaños de mi amigo Iván, cuando me fijé que delante de mí había una señora pasando su compra. Era mayor, bastante obesa, y tenía un evidente mal estado de salud. Lo primero que hice fue pensar que no quería tener una vejez así para mí misma, lo segundo que hice fue mirar el contenido de su carro de la compra. Estaba lleno de yogures, cremas, mousses de chocolates, postres lácteos, postres manufacturados, refrescos, papas fritas, latas... Nada de legumbres o fruta, apenas nada de verduras (salvo una de esas bandejas 'prediseñadas' para hacer potajes o pucheros).
Levanté una ceja al pensar que quizás, ese tipo de alimentación era lo que propiciaba el mal aspecto de esa señora, pero lo más paradójico es que quizás ella no sea consciente de llevar una mala alimentación. Al fin y al cabo, lo yogures son sanos, ¿verdad?
El otro día leí en El país semanal, un artículo que se titulaba "Biografía del carrito". En él se decía que lo que una familia compra dice mucho de la familia en cuestión, y de cómo las cadenas de supermercados usan esa información para conocer a sus clientes y poder ofrecerle ofertas 'a medida' por medio de sus tarjetas de fidelización. Luego explicaba que ya no somos tan libres a la hora de escoger nuestra alimentación, que las cadenas de supermercados tienen estrategias para hacernos comprar tal o cual cosa, que a pesar de la aparente variedad de alimentos que tenemos a nuestro alrededor, todo se reduce a unos pocos ingredientes, que se repiten una y otra y otra vez, hasta la saciedad.
Todo eso, aderezado con la publicidad con la que somos bombardeados, y con esas etiquetas que tan de moda se han puesto de 'natural', 'biológico', 'de la huerta', 'la receta de la abuela', hacen pensar al consumidor que está comprando alimentos naturales y sanos, y que la manera en la que comemos ahora es la manera en la que hemos comido siempre. Pero quizás eso no es verdad.
En primer lugar, pensemos en cómo comían nuestros padres y abuelos hace 30 ó 40 años: guisos y potajes casi a diario, pan, leche, queso, algo de fruta, carnes y pescados de vez en cuando. Nada o casi nada de embutidos, muy pocos dulces, nada de comida rápida, de papas chips, de postres prefabricados, de chucherías... Y sin embargo, tenemos la sensación de comer igual que antes y nos sorprendemos porque los índices de enfermedades cardiacas, oncológicas y metabólicas aumentan, y cada vez estamos más gordos y menos sanos.
Miré mi modesto carrito de la compra y sonreí con cierta suficiencia. Sólo llevaba un par de botellas de vino, unos espárragos trigueros y un par de botes de tomates secados al sol (mi gran vicio), aparte de los ingredientes para hacer unas Berenjenas parmiggianas: albahaca, quesos, tomate triturado (de agricultura ecológica), y las berenjenas. Me sentía orgullosa por haber llevado una lista de la compra y haberla cumplido, sin caer en la tentación que había a mi alrededor, como si yo fuera inmune a las estrategias de ese gran supermercado para que compre productos que yo prefiero no consumir.
A lo largo de los últimos años, no sólo me he hecho vegetariana, también he cambiado mucho mis hábitos de consumo. Apenas piso ya los grandes supermercados, quizás porque me ponen nerviosa, pero en gran parte porque apenas necesito ya casi nada de lo que venden allí. Mi objetivo al decidir cambiar alimentación no era sólo abandonar el consumos de derivados cárnicos, sino dejar de lado todo lo posible los productos manufacturados y hacerme yo misma la mayoría de mis alimentos, para controlar al máximo los ingredientes que pongo en mi comida. Una vez que haces eso te das cuenta de que lo que decía arriba es verdad: la aparente variedad de comida en los supermercados es sólo eso, aparente. En realidad hay variedad de productos, pero no de materias primas. Y si no, vete a cualquier supermercado y mira las harinas, por ejemplo. Posiblemente veas una sola harina, quizás veas varios tipos: de fuerza (con más gluten) o de reposteria (con un poco de levadura), algunas especiales para rebozar, etc. Pero si te fijas en realidad sólo tienen harinas de trigo. ¿Donde están el centeno, o la espelta o el maíz o el garbanzo? ¿Es que no se pueden hacer harinas con ellos?
Cuando empiezas a variar tu alimentación más allá de lo que 'hemos comido siempre', te das cuenta de que el supermercado de la esquina ya no te vale, que tienes que ir a tiendas 'especializadas' para comprar tu harina de espelta, o tu agar-agar, o tu arroz para sushi, o tu pan de pita. Es entonces cuando te das cuenta de que en realidad, la dieta variada es la que llevas ahora, no antes. Y sin embargo, los omnívoros me siguen mirando con suficiencia cuando les digo a la cara que quizás yo, viviendo sin carne, estoy mejor nutrida que ellos y tengo una dieta más variada.
Hace un par de días tuve en el trabajo una de esas conversaciones que odio tener: que por qué soy vegetariana, que si tampoco como atún o gambas (como si no fueran animales), que si es que me dan pena las vacas, que de dónde saco las proteínas, que si como solo ensaladas y ya está. Yo me armé de paciencia, sonreí mucho y expliqué, como quien habla con un niño de cuatro años, mis creencias acerca de los hábitos de consumo, mi oposición a las prácticas de la ganadería actual, mi convencimiento de no tener ninguna deprivación proteica, blablabla. En un punto dado, una de ellas me preguntó: "Y si tuvieras un hijo, ¿qué?". Y yo le respondí, absolutamente convencida que sería vegetariano. "Pues me parece muy egoísta" me respondió. Y se quedó tan ancha. Yo la miré mal y le respondí que cada padre tiene derecho a decidir sobre la alimentación, la educación, la cultura y la religión de sus hijos, y que por supuesto yo también lo tengo, pero ella, que es madre de dos hijos omnívoros, me miró como quien mira al anticristo porque quizás piensa que negarle la carne y las galletas de fábrica a mis hipotéticos hijos nonatos sea ser mala persona.
Miré de nuevo el carro de la señora que había delante de mí y me di cuenta de que debía tener niños en casa: muchos de esos yogures que llevaba tenían dibujos para niños, algunos eran tipo 'petits'. Había tambuén mucho chocolate y dulces. Supongo que ella le daba a sus hijos y nietos la misma alimentación que ella tenía, creyendo que hacía lo mejor para ellos, y me imaginé un ejército de niños gorditos y juguetones.
Quizás yo también sea víctima de una publicidad alimentaria. Quizás mi deseo de ser vegetariana, de consumir productos frescos y de temporada, y alimentos no modificados genéticamente sea fruto de una nuevo moda, y que yo me esté dejando arrastrar por ella, pero sinceramente, lo que hago lo hago porque me parece lo más lógico. Quizás el movimiento "Slow food" no sea la solución a los problemas del mundo, pero no creo que pase nada por reivindicar la comida 'natural' de verdad y no sólo esa que sólo lo es en la etiqueta.
Hace un par de días tuve en el trabajo una de esas conversaciones que odio tener: que por qué soy vegetariana, que si tampoco como atún o gambas (como si no fueran animales), que si es que me dan pena las vacas, que de dónde saco las proteínas, que si como solo ensaladas y ya está. Yo me armé de paciencia, sonreí mucho y expliqué, como quien habla con un niño de cuatro años, mis creencias acerca de los hábitos de consumo, mi oposición a las prácticas de la ganadería actual, mi convencimiento de no tener ninguna deprivación proteica, blablabla. En un punto dado, una de ellas me preguntó: "Y si tuvieras un hijo, ¿qué?". Y yo le respondí, absolutamente convencida que sería vegetariano. "Pues me parece muy egoísta" me respondió. Y se quedó tan ancha. Yo la miré mal y le respondí que cada padre tiene derecho a decidir sobre la alimentación, la educación, la cultura y la religión de sus hijos, y que por supuesto yo también lo tengo, pero ella, que es madre de dos hijos omnívoros, me miró como quien mira al anticristo porque quizás piensa que negarle la carne y las galletas de fábrica a mis hipotéticos hijos nonatos sea ser mala persona.
Miré de nuevo el carro de la señora que había delante de mí y me di cuenta de que debía tener niños en casa: muchos de esos yogures que llevaba tenían dibujos para niños, algunos eran tipo 'petits'. Había tambuén mucho chocolate y dulces. Supongo que ella le daba a sus hijos y nietos la misma alimentación que ella tenía, creyendo que hacía lo mejor para ellos, y me imaginé un ejército de niños gorditos y juguetones.
Quizás yo también sea víctima de una publicidad alimentaria. Quizás mi deseo de ser vegetariana, de consumir productos frescos y de temporada, y alimentos no modificados genéticamente sea fruto de una nuevo moda, y que yo me esté dejando arrastrar por ella, pero sinceramente, lo que hago lo hago porque me parece lo más lógico. Quizás el movimiento "Slow food" no sea la solución a los problemas del mundo, pero no creo que pase nada por reivindicar la comida 'natural' de verdad y no sólo esa que sólo lo es en la etiqueta.
No sabía que tenías un blog, y sobre alimentación. Yo no soy vegetariana aunque no como carne prácticamente nunca. Sí que como pescado, huevos y leche. Y, lo más difícil, en casa comemos sin gluten. Cuando me mudé con mi pareja y comencé a tener que comprar todo sin gluten, lo que hasta ahora eliminaba casi cualquier alimento manufacturado del mercado, me di cuenta de que realmente, lo que yo creía que era una alimentación variada no lo era.
ResponderEliminarAlimentos nuevos que antes no había probado: quinoa, soja en grano, mijo, harina de maíz o de trigo sarraceno. ¿Sabías que las crêpes originales eran de harina de trigo sarraceno? Y están mucho más buenas. http://es.wikipedia.org/wiki/Galette
Antes de todo agradecerte amiga mia que mi cena haya provocado la compra que a su vez te haya hecho reflexionar sobre el tipo de alimentacion que estas llevando en los ultimos años y a la cual me estoy aficionando cada vez que me invitas a comer a casa o comemos fuera(tu eres la culpable de mi enganche al japo...jejeje!!)Estoy de acuerdo contigo en una cosa:¿sabes que desde que tengo la TX mi lista de la compra se ha reducido a materias primas?Obviamente sigo comprando productos carnicos pero los elaborados en mi casa son bastantes escasos...Lo que te ocurrio con esa señora a mi me pasa continuamente en el super...despues se quejaran de como estan o de porque tienen el colesterol alto...je!!En fin yo mañana me pasare tambien a por los ultimos flecos de mi tartufo y el sabado espero sea una gran fiesta.Gracias nuevamente y a ver si publicas mas por aqui ya que tus otros blogs...pues la verdad que...tu sabes noo??Bs!!!
ResponderEliminarHola Winter, la verdad es que el blog lo tengo un poco abandonado jeje, pero me gusta tener un sitio donde poder compartir mis ´particulares´teorías sobre nutrición y consumo. En cuanto a lo que dices del gluten... si realmente hubiera variedad alimentaria, los celiacos no tendrían tanto problema para comprar productos, Si lo piensas, solo hay dos cereales, (creo) que tienen gluten: el trigo y en menor medida el centeno, pero es que resulta que ¡todo esta hecho con trigo! parece que comerse una pizza de espelta es una excentricidad, y hay que hacersela uno mismo o ir a un herbolario o supermercado ecologico para conseguirlos. Lo mismo que dices tu de los diferentes cereales que has descubierto lo digo yo tambien, no es que yo tenga ningun problema para digerir el gluten, pero intento variar y no comer siempre derivados del trigo, porque no tengo por qué. No sabía lo de las crepes, tendre que probarlo!!
ResponderEliminarIván, ¿ves? para eso mismo quería yo la thx, y de hecho creo que la uso poco, pero ya no compro bases para pizzas, por ejemplo, ni leche condensada, e intento hacer mi propio pan cada vez que puedo. Nos vemos el sabado, chu!!
Sólo una nota, la espelta es un tipo de trigo, con poco gluten pero tiene. Además del trigo y el centeno también tienen gluten la cebada y algunos tipos de avena, pero como actualmente están todas las avenas mezcladas tampoco podemos comprarla.
ResponderEliminarEl problema con el gluten no es que sea malo, excepto para los intolerantes, claro, es que está por todas partes. Embutidos, patés, jamón dulce, turrones... Hasta en algunos salmones ahumados. Vamos, que pensamos que compramos una cosa y al final sólo comemos trigo.
Lo más curioso que me ha pasado comprando fue una vez que vi en una tienda una mahonesa que anunciaban como "sin azúcar añadido". ¿Pero desde cuándo lleva azúcar la mahonesa? Y así con todo, que no sabemos lo que comemos.
Te paso la receta que uso yo para las galettes: 100gr. de harina de trigo sarraceno, 2 huevos batidos (o el equivalente en No egg), 1 cucharadita de sal, dos cucharaditas de aceite, 150 ml de agua y 150 ml. de leche de soja. Antes de hacerlas la mezcla necesita un reposo de una media hora. Son de color marrón y tienen mucho más sabor que las de trigo. Eso sí, éstas están mucho más buenas con relleno salado.
Por cierto, Orgran vende una mezcla para hacer blinis (creo que ellos lo llaman tortitas pero como son de trigo sarraceno son blinis) que están muy buenos. Vienen con dos recetas, una con y otra sin huevo. Yo siempre la he hecho con huevo pero seguro que sin están también muy ricas.
No tengo thermomix pero me compré una máquina de hacer pan y va genial, sobre todo para que haga la masa de la pizza porque las masas sin gluten son terribles de amasar a mano. Luego la extiendo con un rodillo y al horno. Mucho mejores que cualquiera que compres en cualquier restaurante o tienda. Creo que tener una novia celíaca ha despertado en mí el amor por una cocina más natural que la que ya tomaba, o que pensaba que tomaba.
Y lo dejo ya, que me pongo a hablar de recetas y comida y no paro.
Gracias por la nota, pensaba que la espelta no tenía nada de gluten ooops. En cuanto a lo que dices... El tema de las trazas, "puede contener trazas de..." es un problema para las personas con alergias o intolerancias, pero la razon es obvia, a lo mejor cocinan el salmón cerca de donde se amasa el trigo en una fábrica, así que te avisan de que puede contener trazas de gluten, o de frutos secos, o de lo que sea. Evidentemente ese es uno de los problemas de que unas pocas multinacionales se encarguen de cocinar nuestros alimentos en grandes naves... que me da a mí que al final todo se mezcla. El otro día yo vi en una mayonesa la pegatina de "sin gluten, apta para celiacos". no sé si lo ponen como un reclamo (porque quizas haya gente que piense que sin gluten es mejor...) para informacion de algun celiaco despistado, o porque realmente algunas mayonesas pueden tener trazas de trigo. En todo caso, el trigo, el maiz y la soja son las grandes materias primas con las que se hace la comida manufacturada. Has visto Food Inc?? POrque creo que todo el mundo debería. Un beso
ResponderEliminarAh por cierto, gracias por la receta, la pondre en practica. Yo hago una receta de crepes sin huevo, así que creo que voy a intentar apañar la tuya así y la pondre en el blog. Cuida de tu novia ;) Besines
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